D-Evolution

La distancia de beso es la mitad corta del alcance de un suspiro; una cuarta sin el meñique; el reflejo en ojo ajeno; el recorrido de un “te amo” dicho sin voz que sale de la nada en una noche densa bajo una luna triste y contra el viento.

Póngase en una situación de incomodidad física que produzca un dolor constante y creciente. 2. Espere a que ese dolor sea intenso y cuente lentamente hasta diez con diez Respiraciones lentas y profundas. 3. Acabando de contar, espere a que el dolor sea verdaderamente insoportable y cuente lentamente hasta cinco con respiraciones como las anteriores. 4. Acabando de contar, espere hasta que el dolor esté a punto de matarlo y cuente hasta tres como en las anteriores ocasiones. 5. A partir de ahí, ya no haga nada; o usted ha muerto, o el dolor ya le gustó.

1.- Tome a la persona más normal y pacífica que encuentre mientras aún es joven. Preferentemente, sin marcas en el corazón. 2.- Un día, de la nada, con toda la seriedad del mundo y sin dar ninguna explicación, dígale: “Eres raro”. 3.- Espere hasta que cualquier inevitable cosa mala le ocurra a esta persona y actué como si siempre hubiera sabido que esa cosa mala le iba a suceder, porque: “¿Acaso merecías otra cosa?” 4.- Confiésele a esta todavía buena persona algún problema, real o inventado, esperando a que se ofrezca por la siempre presente solidaridad humana a ayudarlo, y luego niéguese a aceptar tal ayuda, dígale algo como: “No puedo confiar en ti, eres raro, te tengo miedo”. Se garantiza que la persona seleccionada empezará a creer lo que le ha dicho de sí misma, y que como mecanismo de defensa, no sólo aceptará no ser normal, sino que se refugiará en ello para sobrevivir, convirtiéndose así en el Monstruo que Usted habrá creado. Notas finales: 1.- Si no se siente

Porque la Belleza se difunde, esparce, contagia... Se toma una sensación de bienestar, se le cruza con un objeto causal y se crea un símbolo de algo para lo que no hay nombre. Y el nombre se inventa, se refleja, se hace pensamiento, se moja papel, se recita a algún oído atento, se convierte en imagen, en un dibujo, en otra foto, en una referencia cómplice, se hace cenizas, se cae del tocador, se barre en la mañana, se olvidan los fragmentos debajo de la cama... Ni los Te Amo aguantan tanto olvido... Pero la belleza existe... Y es como el Corazón de un Ave.

Escrito para el V Mundial de Escritura, como lección de vida para mi querido hijo, Alejandro Pérez Loera, alias Samael Viveros de la Rosa. EL CAMINO DE ABAJO Maestro y alumno caminaban, y el hecho de que fueran eso no fue del todo voluntario, y no era del todo oficial. Simplemente se juntó uno que mucho había rodado, con otro que apenas había descubierto que quería rodar. A los dos les pareció perfectamente propio y de vez en cuando coincidían. El maestro contaba historias sin finales; el alumno las interpretaba mal, cometía un error, y volvía para descubrir qué debía aprender de todo eso. Un día la lección fue sobre La Belleza. Quizá no contara como una lección, sino como un monólogo con público. En realidad, como decía el maestro, al final, no importa demasiado, y casi no hace ninguna diferencia. "Casi todas las culturas han desarrollado su forma de arte imitando la armonía de la naturaleza, pero la naturaleza no es bella, sólo es ordenada. El orden de la naturaleza viene dado

Era viernes, era fin de quincena, me acaban de dar mi liquidación en el gobierno del estado, era y sigo siendo un bebedor fuerte, algunos dirían que alcohólico, Dios en la tierra no me amaba, y aunque ya no es Dios en la tierra, sigue sin amarme y me quería matar. Estaba deprimido, clínicamente deprimido, pero no lo sabía. Tenía 25 años y todo el mundo era un drama sostenido y una serie de malas decisiones. Por lo demás, no había nada más; había una sed asesina de algo que me sacara de mí, y afuera de mí, frío y vacío. A las 12 del día esperaba paciente que se abrieran las puertas de cristal del Hooters. Si hay que beber hasta morir, al menos quería hacerlo con muy buena vista alrededor. Eran tiempos pre-pandemia, así que servían cerveza en largos contenedores de tres litros de capacidad, llamados "cigarros", "torres" o "Bazucas", que tenían o bien tres pies o un metro de largo, nunca las medí, pero en términos prácticos, yo llegué a correrme una carrera de "10 metros planos". Tomé

I Nunca supe del Amor por saber todo de ti. II Cayó sobre mí el cielo y la Luna sigue ahí. III Tus labios tocaron mi nombre salpicados de desdén. IV Un día de la infancia me caí, sigo sin poderme levantar. V No faltará quien diga que esto no era para tanto. VI Apostaron a que no podía perder siempre, y ni esa apuesta gané. VII El asunto ni siquiera era grave, pero aun así me mató. VIII Como nada se había escrito, nada tuvimos que borrar. IX Dijiste “Dios no quiera”, Dios no quiso. X No sé qué hacer conmigo, ni tú contigo. XI El clavo del que colgaba siguió firme, la pared se desmoronó. XII Ella me dijo que, por definición, todas las flores cortadas están muertas.